viernes

Gota a gota


Cuando mi mirada se cruza con la suya,
en el azul prohibido de sus ojos,
se disipan las pasiones mudas
que sé que nunca podré nombrar.
Y es entonces,
-mientras le sonríen mis labios-
es entonces
cuando la tristeza,
sin remedio,
gota
a
gota,
envenena mis entrañas.